Cómo afecta la actividad física a la salud mental de los jóvenes

Nuestros jóvenes se enfrentan a multitud de distracciones y formas de estar inactivos. Con tanto tiempo frente a las pantallas, no es de extrañar que, según el Journal of Adolescent Health, solo el 27% de los estudiantes de secundaria de Estados Unidos alcancen los niveles recomendados de actividad física. 

Se trata de un gran descenso en comparación con generaciones anteriores, y podría ser un factor que contribuya al deterioro de la salud mental de nuestros hijos. 

El ejercicio físico tiene un enorme impacto no sólo en nuestro bienestar físico, sino también en nuestra mente. He aquí tres razones para promover el ejercicio cuando concienciamos sobre la salud mental en nuestra comunidad.

1. El ejercicio ayuda a reducir la ansiedad y la depresión. 

El ejercicio físico sostenido -al menos 30 minutos de actividad vigorosa- provoca la liberación de endorfinas, que son sustancias químicas del cerebro que nos hacen sentir bien. Estas endorfinas pueden ayudarnos a combatir los sentimientos de tristeza o ansiedad y a mejorar nuestro estado de ánimo general.

 

2. El ejercicio puede reducir el estrés. 

Cuando hacemos ejercicio, podemos quemar el exceso de energía y tensión acumulado a lo largo del día. Esto puede conducir a una mayor sensación de calma y relajación, lo que hace que sea más fácil hacer frente a situaciones estresantes.

 

3. El ejercicio puede mejorar la autoestima. 

El ejercicio regular puede ayudar a los jóvenes a sentirse más seguros y cómodos en su propia piel. No se trata sólo de la apariencia, sino de ayudar a las personas a superar retos y a darse cuenta de que son más fuertes de lo que creen. A través del ejercicio, los jóvenes pueden ganar confianza y desarrollar una relación positiva con su cuerpo.

 

¿Cuánto se necesita?

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los jóvenes de entre 5 y 17 años realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física de moderada a intensa. Esto puede incluir actividades como hacer deporte, bailar o incluso dar un paseo rápido. Siempre que esa actividad sea sostenida -en lugar de parar cada pocos minutos para hacerse un selfie-, cualquier cosa que ponga en movimiento a un joven puede producir resultados positivos.

 

También es importante que los jóvenes encuentren actividades físicas que les gusten. Si no les gustan los deportes de equipo, por ejemplo, es más probable que se queden con actividades individuales como el yoga o la natación. La clave está en encontrar algo que quieran hacer con regularidad.

Pero no es una panacea. 

El ejercicio regular puede desempeñar un papel vital en el estado de ánimo general y la perspectiva de los jóvenes. Y los hábitos saludables aprendidos en la adolescencia pueden reportar beneficios significativos a lo largo de toda la vida. Pero es importante señalar que la actividad física no es una panacea para los problemas de salud mental. Para quienes sufren o han sufrido traumas, y para quienes luchan contra enfermedades mentales, es muy importante que obtengan ayuda profesional. 

En junio, el Centro Comunitario de Salud Mental de Hanna empezará a ofrecer asesoramiento profesional autorizado a jóvenes y familias. 

¿Le interesa recibir atención médica de nuestro equipo?

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